El internet fue creado para ser una red distribuida y descentralizada, sin embargo cada vez mas parece ser condensada en entidades que controlan vasta información y no suelen tener los derechos humanos de las usuarios en cuenta.
Para acceder a servicios en línea, desde cuestiones bancarias, educación remota, a fotos de gatos, todo pasa mediante una serie de actores. Empresas (desde pequeñas, a gigantes mayores incluso que muchos países), agentes estatales en muchas formas, una variedad de actores quienes a pesar de actuar en conjunto y hasta interoperar, tienen no necesariamente los mismos intereses detrás.
Personas, profesionales, voluntarias e incluso sujetos maliciosos, que cumplen una gran variedad de roles reflejan sus intereses en en desarrollar Internet en su propia dirección.
La famosa Nube son concretamente agentes monopólicos en lo económico que mutan su poder a lo ideológico, erradicando la posibilidad de escoger libremente. El Big Tech es una consecuencia, no una causa, de las crisis políticas y económicas que la han rodeado. La seducción de la regulación se torna en una herramienta para afianzar las brechas de poder de quienes pueden y no expresarse. El cederles ese poder es también un gran riesgo. Muy peligroso también es la pretensión de ser garantes de las verdades, que paran siendo tan únicas como los feeds personalizados, y por consecuencia así de manipulables y maleables. También claro está el no poder ceder este rol únicamente a los estados, aunque también es innegable la necesidad de su participación en políticas públicas viables.
El período de inocencia en la red en la cual se creía que sería el repositorio del conocimiento humano se ha perdido ya por una visión un poco mas realista en la cual existen rangos de credibilidad de la misma información siendo consumida usualmente mediante una pantalla.
Quienes se suponía fueran nuestros porteros para acceder a los servicios se han tornado en policías de lo que consumimos. Agentes estatales espiando ilegalmente disidencias. Proveedores de servicio de internet que escogen a que plataformas darles ventaja, incrementando la competencia desleal a favor de los lideres del mercado. Personas que buscan acceder contenido de artistas, quienes no siendo apreciados en vida encuentran nueva vida en linea y, siendo impedidos por copyrights incoherentes con la digitalidad. Personas maliciosas robando información privada. Internet se torna en parte de nuestro espacio pero no bajo las reglas de la materialidad.
En momentos anteriores en la web era bastante fácil encontrar comunidades dedicadas no sólo a su temática sino a una concepción colectiva, sus propias reglas, sus propios principios. Cada vez es más difícil ejercer esta libertad de expresión gracias a los jardines cerrados de los monopolios de la información.
Gracias a una variedad de nuevas tecnologías existe un panorama para crear una nueva red, una web descentralizada, que permita reivindicar estos principios fundantes de internet. Redes entre personas, más orgánicas y más justas que lo que tenemos actualmente9. Aunque iniciativas descentralizadas pueden llegar a ser el futuro de la red, un primer paso es una autonomía digital. El habilitar a colectivos, a grupos sub representados a tomar las herramientas para sus propios medios. Aprender a hospedar un sitio puede poder dar esa voz a quienes no la han tenido.
Este articulo fue escrito originalmente en Febrero, 2021